PARA LA NO-VIOLENCIA




Existen varias alternativas que nos posibilitan acercarnos al manejo de la No-Violencia. A diario; en nuestra vida, somos testigos y protagonistas de muchos hechos violentos. Observamos algunos de ellos y tratemos de cambiar nuestras actitudes y nuestro comportamiento, con la mira puesta en la No-Violencia, en una vida de paz, prosperidad y optimismo.

COMO ACERCARSE DE LA VIOLENCIA A LA NO-VIOLENCIA

* Violencia también es creer que las personas no entienden sino a través de gritos, golpes, insultos o vulgaridades. Pero dejamos de ser violentos al valorar a las personas, comunicando sinceramente –con respeto-, sin denigrar ni maltratar física o verbalmente.

* Violencia también es subvalorar las capacidades de las personas, a través de censura, apodos o calificativos negativos. Pero dejamos de ser violentos al creer en el otro, al apreciar y estimular sus cualidades.

* Violencia también es creerse el “amo”, abusando de la autoridad o el poder, sobre la base de que se es el jefe del hogar, de la empresa o del grupo. Pero dejamos de ser violentos ejerciendo la autoridad como un servicio, en el que con el ejemplo y el respeto por el otro, cada quien asume su responsabilidad.

* Violencia también es tolerar las diversas formas de violencia, como algo “natural” que forma parte de nuestras vidas. Pero dejamos de ser violentos cuando adoptamos una posición crítica y madura ante el asesinato, el robo, el chantaje, el secuestro u otras manifestaciones violentas.

* Violencia también es emitir juicios sobre el comportamiento de una persona, sin tener en cuenta las razones que los fundamentan. Pero dejamos de ser violentos al proporcionar espacios para la discusión, la apertura y comunicación mutua, con el fin de que cada uno pueda señalar las razones para actuar de una u otra forma.

* Violencia también es reaccionar con violencia y agresividad ante las dificultades y/o ante nuestras faltas o errores. Pero dejamos de ser violentos al aprender a reconocer nuestras limitaciones, errores y diferencias.

* Violencia también es imponer a otros nuestros propios valores, gustos, decisiones, amistades, estilo de vida o metas. Pero podemos dejar de ser violentos al respetar el derecho e elección y libre participación del otro, al reconocer en los demás la posibilidad que tienen de fijar sus propios ideales.

* Violencia también es tomar la vida “tal y como llega”, multiplicando patrones culturales de violencia, pero podemos dejar de ser violentos al tomar conciencia de nuestro comportamiento, y decidiéndonos a construir la cultura de la paz.

* Violencia también es someterse pasivamente (con una actitud de resignación) a todo lo que pasa, creyendo que “el tiempo lo resuelve todo”, y que podemos hacer muy poco para lograr algún cambio. Pero dejamos de ser violentos al adoptar ante la vida una actitud pasiva y optimista, reconociendo el papel que tenemos más como sujetos de la historia, que como objetos.

* Violencia también es tratar a la mujer como ser inferior, como un objeto especialmente como objeto sexual. Pero se deja de ser violento al valorar por igual al hombre y a la mujer, al reconocer y aceptar los valores de la mujer, y su papel cada día más activo en el trabajo, la sociedad y la familia.

* Violencia también es referirse al país en forma denigrante, en donde todo es malo, mediocre o subdesarrollado. Pero dejamos de ser violentos al cultivar la cultura nacional, la democracia y el respeto por todo tipo de valores: sociales, naturales, humanos y religiosos.

* Violencia también es considerar los establecimientos educativos como un lugar al que el niño debe adaptarse, sin importar la calidad de sus condiciones. Pero dejamos de ser violentos al ubicarnos en el papel del alumno, tratando de hacer del ambiente escolar un medio acogedor y agradable, que invite a la formación y la participación.

* Violencia también es pensar que en los tiempos actuales, es necesario tratar igual que antes a los jóvenes y niños, utilizando las notas como castigo, como chantaje, como un documento que sirve de apoyo para “expulsión”, o como una herramienta para demostrar el poder. Pero podemos dejar de ser violentos al utilizar instrumentos como la evaluación, para conocer, nivelar, pronosticar, al propiciar un medio adecuado para la reflexión y la escucha de sus propias soluciones, al dedicar más y mejor tiempo a los alumnos, a sus expectativas e intereses.

* Violencia también es mantener lejana la presencia y las enseñanzas de amor que nos dejó Dios para nuestras vidas, solo mencionándolo ocasionalmente, cuando necesitamos de él, cuando ocurre una desgracia o estamos en la espera de un milagro. Pero dejamos de ser violentos al poner en practicas sus enseñanzas de paz y amor, al estimular la búsqueda, el testimonio y la importancia de la fe como una experiencia personal de encuentro con Jesucristo en nuestras vidas.

Referencia Bibliográfica

Texto adaptado y tomado de la revista familia y sociedad tomo 69 de ediciones CENPAPAL (Centro pastoral familiar para América Latina), Marzo-Abril 1993, del artículo “Educando para la No-Violencia” realizado por el Psicólogo perteneciente al CENPAPAL Rafael Usma Hernandez